Alguna vez he seguido la corriente a alguien como a los locos, por no crear conflicto o por pura pereza. Hasta que te das cuenta que no merece la pena bailarle el agua a nadie, y que más vale ponerse roja una vez que no cientos de veces amarillas. Así que, ¿Seguirle la corriente a alguien? ¡No gracias!
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